Tierra de nadie

Tema controvertido si los hay: las manifestaciones en Argentina han sido hasta un producto de exportación al mundo, quisiera creer que no de los que despiertan más orgullo en los ciudadanos. Pero para abordar este tema no quisiera ahondar en los fines, sino en los medios que se utilizan en estas expresiones.
¿Puede ser que ya nos estemos acostumbrando a la violencia de tal forma que no nos asombre que se amenace la vida e integridad de las personas en estas actividades? Es entendible que se necesite llamar la atención para lograr ciertos fines. Pero atentar contra la vida de las personas no debe tener cabida bajo ningún aspecto.
¿Y las autoridades? Bien gracias…
Una cosa es la represión, que tan mala cicatriz nos ha dejado con eventos como los de diciembre de 2001 o el último golpe de Estado y otra muy diferente es poner orden para que se asegure la integridad de las personas incluyendo, por supuesto, la de los mismos manifestantes que tengan buena voluntad y reclamen por lo que es justo. No debemos caer en el libertinaje. Todos tenemos derecho a reclamar, pero dentro de ciertos límites, que no coarten la libertad e integridad del resto de las personas.
Eventos como los de San Vicente con el traslado de los restos de Perón o los de Neuquén con la manifestación de estudiantes en la Gobernación (foto) son pruebas más que elocuentes y elementales de la violencia en las manifestaciones. Es que claro... no hubieron fallecidos en estos actos; sólo hubo algún que otro herido y destrozos de bienes de particulares que nada tenían que ver y de edificios públicos que todos pagamos con nuestros impuestos. ¿Por qué preocuparse? Mientras no haya caídos…
¿Y si los hubiera?